Para Abril, en febrero
Fuiste mecanógrafo, hormiga, martillo,
y al día siguiente de nuestro encuentro
vimos tus letreros subversivos
en todos los muros de nuestro pueblo.
Comandante Carlos Fonseca (Borge-Mejía Godoy)

Matagalpa no sabía que aquel 23 de junio de 1936, nacería de Doña Faustina su hijo más dilecto: Carlos Fonseca Amador, fundador, alma y artesano del FSNL, el movimiento guerrillero nacido de las entrañas de Sandino que logró derrocar a la dinastía Somoza, una de las dictaduras más sanguinarias de la historia de nuestra América Latina.
Carlos lo fué todo y en todos los frentes, desde su juventud, sea repartiendo volantes, sea nutriéndose de doctrina, hasta su madurez, cuando llegado el momento sufrío el exilio y al regresar retomar el fusil, sin temor de arriesgar la vida y morir. Carlos criticaba de frente y elogiaba de espaldas, arengaba que se debía ser fiero en el combate y generoso en la victoria; en suma, fué un ejemplo vivo de como debería actuar un líder.
Carlos no vivió para ver el triunfo de la revolución, las balas asesinas le dieron alcance en 1976, cuando fue capturado y asesinado, como El Ché. Sus manos fueron mutiladas y su cuerpo enterrado bajo la ignominia, hasta que en 1979, el pueblo en masa le brindó los honores que se merecía y que seguro en vida habría rechazado.
Hoy tuve ganas de escribir sobre Carlos por que me une un gran sentimiento hacía Nicaragua y los días de la Revolución Sandinista; que se remota a mi infancia cuando devoraba libros de historia que me hablaban de pueblos pequeños con dignidad, pasando por mi adolescencia y ese despertar que fué escuchar en ese vetusto casette el concierto de abril en Managua, hasta ahora, que me unen entrañables lazos afectivos hacía ese pueblo luchador, victorioso a pesar de mil batallas perdidas y revoluciones traicionadas.
Carlos lo fué todo y en todos los frentes, desde su juventud, sea repartiendo volantes, sea nutriéndose de doctrina, hasta su madurez, cuando llegado el momento sufrío el exilio y al regresar retomar el fusil, sin temor de arriesgar la vida y morir. Carlos criticaba de frente y elogiaba de espaldas, arengaba que se debía ser fiero en el combate y generoso en la victoria; en suma, fué un ejemplo vivo de como debería actuar un líder.
Carlos no vivió para ver el triunfo de la revolución, las balas asesinas le dieron alcance en 1976, cuando fue capturado y asesinado, como El Ché. Sus manos fueron mutiladas y su cuerpo enterrado bajo la ignominia, hasta que en 1979, el pueblo en masa le brindó los honores que se merecía y que seguro en vida habría rechazado.
Hoy tuve ganas de escribir sobre Carlos por que me une un gran sentimiento hacía Nicaragua y los días de la Revolución Sandinista; que se remota a mi infancia cuando devoraba libros de historia que me hablaban de pueblos pequeños con dignidad, pasando por mi adolescencia y ese despertar que fué escuchar en ese vetusto casette el concierto de abril en Managua, hasta ahora, que me unen entrañables lazos afectivos hacía ese pueblo luchador, victorioso a pesar de mil batallas perdidas y revoluciones traicionadas.
Hnos Mejía Godoy - Comandante Carlos Fonseca
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6 comentarios:
Carlos, está y estará presente. Porque "¡Carlos,es de los muertos que nunca muere!"
Gracias por tu entrada camarada. El mejor regalo.
Abril
Gracias por tu visita a mi blog, así me has dado la oportunidad de conocer el tuyo que es muy interesante. Nos leeremos por aquí.
Besos, Selene.
Un gran referente para Nicaragua. Una entrada supermerecida.
un abarzo amigo mío
Mar-giverny
Esperando q te conectes, a mi me fue mal... buuuuuuu y a ti???
Muero de la curiosidad XD
Besos
:D
Oh Harryurko!
Nosotras estuvimos en Matagalpa y cantamos por toda Nicaragua junto con el pueblo la canción:
"Comandante Carlos, Carlos Fonseca..."
Gracias por este homenaje. Yo siempre lo tengo presente.
Tere (alias Teriurka)
De Puta madre este post!!
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