1.7.10

Los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo



Los guanacos hijos de la gran puta, 
los que apenitas pudieron regresar, 
los que tuvieron un poco mas de suerte, 
los eternos indocumentados, 
los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo, 
los primeros en sacar el cuchillo, 
los tristes mas tristes del mundo, 
mis compatriotas, 
mis hermanos.  

Roque Dalton - Poema de amor 
  
Oía un viejo nuevo poema en canción, grabado en la clandestinidad de algún lugar de El Salvador en las épocas donde lo blanco era blanco, rojo era rojo, negro era negro y la muerte era vida, o viceversa.

Al poeta lo mataron a balazos sus entonces camaradas de lucha, acusándolo de reaccionario, burgués y espía de la CIA. El juicio fue sumario e implacable, pero mayor fue el de la historia:  Joaquín Villalobos, uno de los asesinos de Roque Dalton ahora es lacayo de esa gavilla de delincuentes, terratenientes y torturadores que es la ARENA, criticando todo gobierno de izquierda en Latinoamérica, ganando por ello elogios de intelectuales mercenarios como Vargas Llosa y Montaner. A cambio, la palabra de Roque permanece inmortal y vigente, a pesar de las casi cuatro décadas transcurridas de su infausta muerte.

Hoy, se siguen acribillando latinos en las fronteras del primer mundo, los que llegan a cruzarla son acusados de delincuentes, eternos interfectos, convertidos en mano de obra barata. Pocos regresan o logran enviar remesas a sus familias que se quedan en esta parte del mundo donde los diarios y el gobierno nos siguen vendiendo postales de un país de cielo celeste, con el segundo mejor himno del planeta, la artesanía o comida reconocida mundialmente, en su misión por ocultan derrames de relaves en rios altoandinos, colegios y autopistas sobrevaluadas por coimas, niños que cumplen años vendiendo caramelos en las calles, para que políticos con doble moral y doble cuenta en Suiza siempre lleguen a presidente.

Mientras tanto, dentro o fuera de las fronteras del país violado, millones de latinos siguen siendo los eternos indocumentados, inventores crónicos de trabajos que no son trabajos y que los economistas llaman alegremente sub-empleo. Todos ellos forman ese país que empieza en el último paradero de buses, exactamente donde termina el asfalto y nace el arenal, los silos y techos de cartón: donde termina el plástico y comienza el territorio de mis compatriotas, los tristes mas tristes del mundo, pero llenos de esperanza.

8 comentarios:

Mirta Pagola dijo...

Troba, gracias por acercarnos a Roque Dalton.
Abrazo de luz, Mirta

No Tengo Nombre dijo...

los soplones pasan al olvido y solo queda el traicionado en el recuerdo, mira como se repitio con la historia reciente... el soplon paso al olvido y los protagonistas sigen queridos por todos
gracias por acercarnos mas a roque

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

El asesinato de Roque Dalton fue la peor canallada cometida por los compoañeros estalinistas de armas del poeta nika. Un abrazo, cumpa. Carlos

Cris dijo...

Aquí ese problam de la inmigración ilegal existe con África. Y lo más triste es que hablan de ellos como si quien tuviera el problema fuéramos nosotros...

Besos.

Franziska dijo...

Es muy duro el tema que presentas.
Pero corresponde a una verdad sangrante: la explotación del hombre parece que no se va a parar hasta que puedan impedirlo los mismos hombres. Cuando un hombre abandona su tierra, su familia y todo el entorno que era su razón de ser, cuando sale huyendo del hambre y de la injusticia ¿quién le detiene? Razona que peor ya no le puede ir. Entonces se aferra a una esperanza y ésta, precisamente, la esperanza es la que más le traiciona.

Este mundo tan desigual e inhumano que hemos ido aceptando los hombres, en todos los rincones del planeta, ya es hora de que vayamos abriendo los ojos y rebelándonos contra esa situación o, por el contrario, cada vez será mayor el número de hambrientos dispuestos a dejarse la vida por una esperanza.

Trovator dijo...

Mundo triste y desigual, que pronto verá a los asesinos pagar las penas, pagar por lo hecho. Adelante.

Un abrazo!

aNdAiRa dijo...

Lamentablemente las muertes seguirán todos tienen un precio, pero habra que levantar la voz, para dejar de ser un pueblo subvaluado.
Los malos no son los que carecen, sino los que tienen y quieren acaparar más, pasando por encima del que se deje, que piensan que todo se puede comprar.

Oswaldo Bolo Varela dijo...

"...cuando querrá el dios del cielo
que la toritlla se vuelva,
que los pobres coman pan
y los ricos mierda, mierda..."

Quilapayun, Que la tortilla se vuelva..