La Señorita Mala Fortuna se levantó de buena gana ese día, revisó su agenda y encontró un nombre escrito con carboncillo: su víctima de hoy era un hombrecito torpe en las lides del amor desde que el mundo es mundo, y que a duras penas vivía en el altillo de una vieja casona en la Ciudad de los Reyes.
La señorita salió a su encuentro, para ella era un trabajo de rutina; llegó hasta la esquina y esperó un tiempo para tomar la primera brisa con rumbo al centro de la ciudad. No tardó mucho en llegar, sentándose en la breve ventana del altillo, lo observó casi de compromiso : en medio de unos vetustos muebles, fotografías, planos y decenas, centenares de libros estaba un hombre, de unos treinta años, delgado, de cabello largo descuidado, mal parecido, pero con un brillo en los ojos que hacía imposible no bajarle la mirada.
El infortunado personaje estaba solo, acompañado de una guitarra, tocando una melodía que ella desconocía. Ella se enamoró de aquél infortunado a primera vista, se encarnó en una gata negra que subìa por los techos de la vetusta casona, y saltó en busca de los brazos de aquél ermitaño.
Desde ese día son inseparables compañeros de la vida, para mala suerte de ambos.
5 comentarios:
Muy lindo amix Trova, sabes bien que me encantan tus escrituras y tambien tu casa de verano está bien bonita....nosé xq pero creo q te hace falta una piscina jejeje...si no sabes nadar amix yo te enseño, pero a la srta mala fortuna mandala a...a dónde tú ya sabes :P
bESOS tROVA!!!
Estuve aquí y leí lo de este infortunado pero talentoso NN, muy agradable su espacio Trovador, felicidades...Anairda.
Trovador, qué hermosas líneas le dedicó a Amparo, denotan su incondicional admiración y veneración (En el buen sentido de la palabra), gracias por compartir...Anairda
ahhhhhhhhhhhh... ya me quedò claro.... grax
:)
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