Tío Ho, nuestra canción
es fuego de puro amor,
es palomo, palomar, olivo de olivar.
Es el canto universal
cadena que hará triunfar,
el derecho de vivir en paz.
Víctor Jara - El derecho de vivir en paz
es fuego de puro amor,
es palomo, palomar, olivo de olivar.
Es el canto universal
cadena que hará triunfar,
el derecho de vivir en paz.
Víctor Jara - El derecho de vivir en paz
A Ho Chi Minh
(El que ilumina)
Así era llamado Nguyen Tat Than, simplemente el tío Ho, hijo y padre de aquel Viet-Nam tantas veces esclavizado, hoy soberano y unido.
Luchador de toda una vida, tío Ho se enfrentó sin temor a la persecución, la tortura, el exilio.
Incansable comunista, cada dia de su vida fue una constante trinchera, una incólume barricada, un poema hecho vida a base de amor, poesía, pólvora y dinamita: un zurco abierto victorioso de paz, entre el fuego traidor de metralla y napalm.
Así era llamado Nguyen Tat Than, simplemente el tío Ho, hijo y padre de aquel Viet-Nam tantas veces esclavizado, hoy soberano y unido.
Luchador de toda una vida, tío Ho se enfrentó sin temor a la persecución, la tortura, el exilio.
Incansable comunista, cada dia de su vida fue una constante trinchera, una incólume barricada, un poema hecho vida a base de amor, poesía, pólvora y dinamita: un zurco abierto victorioso de paz, entre el fuego traidor de metralla y napalm.
En vida, tío Ho se enfrentó a tiranos de todas las banderas y todas las calañas: franceses colonizadores, japonenes imperiales, y Yankees que vieron en su nación de campesinos a un potencial enemigo para su seguridad nacional. Quizá temían que pudieran construir misiles nucleares con caña de de bambú.
La muerte, tan esquiva con él, le soprendío un día de septiembre de 1969, en su sencilla casa de Hanoi, dejando como legado la ruta Ho Chi Minh, obra que sirvío al Viet-cong, brazo armado del pueblo vietnamita, para la victoria final sobre el invasor norteamericano.
Victoria que llegó un día de 1975, cuando las tropas libertarias desfilaron victoriosas en la antigua Saigón, hoy llamada Ciudad Ho Chi Minh, como un homenaje que el buen tío Ho hubiera rechazado en vida.
La muerte, tan esquiva con él, le soprendío un día de septiembre de 1969, en su sencilla casa de Hanoi, dejando como legado la ruta Ho Chi Minh, obra que sirvío al Viet-cong, brazo armado del pueblo vietnamita, para la victoria final sobre el invasor norteamericano.
Victoria que llegó un día de 1975, cuando las tropas libertarias desfilaron victoriosas en la antigua Saigón, hoy llamada Ciudad Ho Chi Minh, como un homenaje que el buen tío Ho hubiera rechazado en vida.
7 comentarios:
cómo siempre tus entradas tan comprometidas!!
vengo a tu espacio, porque siempre aprendo historias profundas...
no conocía ésta que cuentas hoy...
gracias por compartir!!
besossssss amigo
me quedo con el derecho que todos tenemos de vivir en paz
un besito troba
El Gran Derecho Humano, el de vivir en paz, benditos por siempre los que trabajan por ella, seguro la lucha nunca es en vano, quizás en algún lugar, no muy lejos, todos podramos vivir así.. en Paz.
Besos:)
Bonita y valiente historia, un gran hombre que luchó, como muchos otros, por la libertad y la paz, que palabras tan bonitas y cuan dificil es conseguir que se cumplan, un beso amigo
Me ha gustado mucho esta entrada, y más porque está el maestro Victor Jara. Un saludo
Me parece muy arriesgado y muy valiente escribir cosas así.
Besos!
La victoria ante el opresor de siempre, física y espiritual.
Un abrazo hermano trovador!
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